martes, 27 de agosto de 2013

ALGO MARAVILLOSO NOS UNE

Bueno en primer lugar quiero decirte “muy feliz cumpleaños”. 93 pirulos no son pocos. Pero qué bien que se te ve. En tus ojos se ve la experiencia de los años y la sabía nueva de la juventud. Se nota el cariño que te rodea. Se respira magia. Sos de esas viejitas enérgicas. Llena de sabiduría.
Quiero que sepas lo que significas para mí. Me acuerdo que te conocí en profundidad hace unos ocho años. Por ese entonces vos tenías unos 85 y yo unos 15. Obvio que sabía de vos. Es más, te escuchaba siempre. Pero fue en Mayo del  2005 cuando me permitiste conocerte por dentro. ¡ QUÉ MARAVILLA!. Desde ese día no me despegue más de vos. Y cuando no pude estar en tus filas, sufrí tanto como si me cortaras las piernas; como si algo en mi persona no estuviera completo.
Sin comparaciones absurdas, puedo decir que sos mi gran amor. Hay algo especial entre nosotros. Me viste crecer como persona y como profesional. Me  encandile con el mundo que me mostraste. Fuiste parte de mis tristezas, y mis mejores alegrías. Y más de una vez cuando estaba triste me hiciste olvidar de todo y me sacaste una sonrisa.
Es cierto que muchas veces las cosas no son todo lo fácil que nos gustaría. Que en ocasiones  reniego por algunas cosas que pasan con vos. Pero que puedo reprocharte, si no solo sos mí mejor amiga, sino que también una de las cosas que más amo en este mundo. Ya me has visto lo que soy sin tu compañía.
Muchos te han olvidado. Y otros predicaban tu muerte cuando llego la televisión. Pero siempre dije que estabas viva. Y más vital que nunca. ¡LA VERDAD, ME ENCANTA CONOCERTE TODOS LOS DÍAS UN POCO MÁS.
Cuantas noches he dejado volar la imaginación con los cuentos que dejabas viajar por el éter. Cuantas personas conocí gracias a vos. A cuantas personas acompañas. Y que solidaría soles ser. Aunque es verdad, muchos te maltratan.

Mira, solo quiero homenajearte en este día tan especial. Me interesa hacerte saber que estoy muy orgulloso de estar entre tus filas. Y ojala, que el mundo nunca se olvide de tu existencia. Que te devuelvan toda la compañía que has dado en 93 años. Feliz cumpleaños RADIO ARGENTINA. 

Salvador Muro

martes, 6 de noviembre de 2012

El recuerdo de un ausente


Él camina entre letras descuidadas. Los ritmos que aturden a los oídos distraídos. Yo lo conocí cuando se reía. Su rostro era distinto. Él tenía sueños y poseía gran pasión por lo que hacía. Ahora vagabundea en el callejón de los recuerdos…
Se nota que su cabeza está a punto de explotar. Se respira en el aire, el olor a decepción. Guardadas las armas de la pasión, poco queda más que transcurrir una vida. Quien no juega el juego está destinado a no ganar. Ojala hubiera podido salvarlo. Que no se sintiera así.
A nadie le importó lo que sentía. Lo subestimaron a pesar que dio cuenta de su inteligencia. Le negaron verdades. Le resistieron abrazos. Quién se hará cargo de las luces que apagaron en su corazón. Lo modificaron. Hicieron que perdiera el brillo en lo ojos. Nadie le ha devuelto la paz. Su sinceridad pisoteada, espera un alma compasiva que le diga la verdad que noto en los ojos del mentiroso.
Le enseñaron (porque experimentaron con él) que aunque no sea un enemigo fehaciente, si te sientes atacado, destruye. Pero ¡hazlo sin escrúpulos muchacho! Nadie ha pagado los daños que te causaron. Entonces por qué sentir compasión  y sostener la bondad. Preocúpate solo por ti.

Y a pesar de todo eso… No se creyó esas “verdades” y camino hacia el horizonte… Nadie notó su ausencia

Ja! Y todavía se quejan 


Salvador Muro 

lunes, 23 de julio de 2012

¿Sueño o realidad? vos qué pensas


Cuando desperté preparé el mate y me senté con el diario en mano. Pensando en las actividades que me esperarían. Previendo que sería un día más. Una de esas jordanas en las que no pasa nada interesante. Grande fue la sorpresa al leer el titular en el diario: “A partir de hoy quedan prohibidas las manifestaciones de amor”. Creí que era una broma. Me dirigí a la segunda página donde se dibujaba frente a mí una extensa explicación que rezaba lo siguiente:
“Reunidos en comisión las grandes corporaciones, los líderes mundiales, los detractores del alma y los sentimientos y las organizaciones secretas; hemos decidido ponerle fin a los sentimientos y todo tipo de manifestaciones que pongan en peligro nuestros objetivos. Comuníquese a quien corresponda que, a partir de hoy quedan prohibidas las palabras “te amo”, “te quiero”, “te aprecio” y algunas otras que detallaremos en los días posteriores, dado lo prematuro del caso. Que ya no se usaran bancos de plaza para ejercer ningún tipo de expresión afectuosa. Las caricias serán penadas con todo el peso de la justicia. Exprópiese  todas las florerías del mundo y sáquese de circulación a todos los osos de peluche del que se pueda sospechar algún gesto de cariño. Quedan terminantemente prohibidas las canciones de amor y de amistad. Píntese, las paredes de terminales, colegios, y aquellos lugares dónde tiempos atrás muchos jóvenes manifestaron sus sentimientos.”.
Yo no lo podía creer. Las páginas seguían y seguían. No me importaban las explicaciones, no era posible que algo así sucediera. Continué la nota y sostenía: “Entienda que es por el bien de todos. Los sentimientos tienen que ver con los pequeños y humildes detalles y eso no es conveniente para el mercado capitalista. No nos culpe, todos hemos sido cómplices de esta operación ¿No notó que los videojuegos que usted le compra a su hijo son de guerra y no de  amor? ¿Por qué no se quejo? Usted solo quería que el niño se callara y no fue capaz de negárselo. Se lo compro. ¿No fue usted la que despreció, también, al amor? ¿Acaso por quedar bien con su nuevo grupo de amigos, no avergonzó a quien en tiempos anteriores le brindo una sincera amistad? Ahora olvídese de la emoción, de las películas románticas, de las invitaciones a una cena con velas. Fue usted  quien pidió que se dejaran las cursilerías de lado”.
 Sin dudas que yo ayude también a esto. Pero ahora estaba llorando en frente al televisor que repetía la novedad. Ya no podía leer. Tenía ganas de vomitar. Solo me sitúe en un recuadro con letra negrita  que aclaraba “Aquella persona que manifieste, ejerza, hable, escriba, cante acerca de amor, será tratada como una persona que no está en pleno uso de sus facultades mentales y será  derivada  a un centro de salud mental para que reciba atención…” Al terminar el párrafo no era temor lo que me invadía, sino la duda de pensar que muchas veces nuestra sociedad llama “locos” a personas que piensan diferente o no quieren adaptarse al sistema establecido. Y puede, que los locos no sean los que están  encerrados sino los que andan sueltos….
Agitación, transpiración, boca seca… Signos de una pesadilla. Salte de la cama, entre risas al saber que era un sueño y  lagrimas al pensar que podría suceder. Corrí hacia el diario. No era verdad. El titular de tapa era “Detectan evasión con autos de lujo en la provincia”. Saben qué… en ese instante pensé que tenía una nueva oportunidad para que eso nunca suceda. ¿Y vos que pensas? 

 Salvador M . 

miércoles, 30 de noviembre de 2011

00.00.00


“El tiempo está loco”
Pero,¿Qué tiempo? Ellos llaman por igual al clima como al paso constante de las agujas. Lo que ellos llaman horas, no es más que la vida.  Lo que llaman tiempo (clima) no es más que frío o calor; sol o nubes, lluvia o sequía. Qué puedo hablar yo del clima. Solo podría contarles cuanto tiempo llovió o cuanto lleva sin llover…
Dios es el único al que no le importa el tiempo. No lo necesita. Está desde antes de la historia y más allá del fin de ella. Nosotros lo  necesitamos. Corremos tras de él. Pero el tiempo trascurre con o sin nosotros. Somos las personas las que le damos entidad “al reloj”.  De otra manera solo sería una caja cuadrada, redonda, triangular, con puntas, sin puntas con dos o tres flechas sin sentido.
Nos hemos convertidos en seres agujas. Y las agujas en un agujero, del color que quieran, pero sin fin. No vamos a ninguna parte, pero creemos que si. ¿Para qué sirve el paso de los segundos? Solo para mantenernos alertas de que la vida pasa. Para sumergirnos en la locura de “hacer” antes de que se termine. Pero en realidad ¿Se termina el tiempo o nosotros? Al señor cronómetro no le importa si estamos o no. A él solo le interesa la entidad que le damos. Nos utiliza. Pero pensamos que lo utilizamos a él.
Festejamos cuando acumulamos tiempo. Cumpleaños, aniversarios, una semana, tres días, 8 meses. Pero, por ejemplo: Cuando festejamos un cumpleaños, creemos celebrar un año más, pero también podríamos decir, un año menos. Eso ya no sería motivo de fiesta. Entendemos al reloj con un sentido positivo. Pero la entidad a las agujas es lo que nos termina matando. ¿Y si al olvidarnos  de los minutos la vida fuera eterna? ¿Quién nos dice que no nos cansaríamos de vivir? Si para determinada edad no estás muerto, empezas a esperar a la parca. Pensas que ya es hora. Que cada día es regalado. Miras el reloj y  te preguntas ¿vendrá ahora, mañana, en una hora, en cinco segundos? Como si estuviéramos esperando la pronta llegada de una amiga. Y así perdemos los últimos tiempos de nuestra vida, esperando el fin de ella…
Por si no se han dado cuenta “el tiempo” me capturo. Y al fin escribiendo, no he hecho más que darle entidad. Creo que ya he invertido demasiada vida en él. Quiero aprovechar mis agujas en otras cosas. Es mejor que lo ignore por un tiempo… 
Salvador Muro 

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Rescatado, antes que se olvide


Yo bebía el último trago de café y la taza se llenaba de palabras (tal vez las más sinceras de toda mi historia) y el agregado ya no era azúcar, sino lágrimas que se anudaban en la garganta. El cuerpo rodó por las escaleras y el alma quedo justo en la puerta de su entrada. La luna que encontré en el camino, de vuelta, estaba esplendida como nunca. Fue el dolor más lindo que tuve, y el más triste, sin dudas. Sentir que una cuadra más lejos, era un segundo más de aquella gran verdad que apreté entre dientes tanto tiempo. La tranquilidad de tener y hacerme cargo de la culpa. El sin-sabor de saber que, lamentablemente, tenía que ser así y no de otra manera. ¿Cuál será el motor que alimente mi creatividad? ¿Cómo puede uno llegar a entender tan fríamente el "deber ser" y asesinar su felicidad mirándola a lo ojos? El temor, asfixiante, de perder todo y la satisfacción de guardar en la memoria mil y una fotos de buenos momentos.
Con lo que queda de mí me iré a otra parte, que seguramente quede muy cerca de ti. Porque a cada centímetro que me alejo, es un paso más cerca tuyo. Y es que la distancia alimenta el deseo. Pero al deseo lo tendré que borrar con el mismo puño que escurrí la lágrima renegada que escapó de mis ojos en el momento justo que la noche descorchaba su primer champagne. Podrás vestirte de mis colores, podrás irte tan lejos que doblando la esquina me encuentres, pero nada de eso hará que todo lo que ofrezco siga estando para ti hasta el día que lo necesites. No pierdas ni una lágrima, porque la taza que antes tuvo café y ahora tiene palabras está a punto de explotar, y con ella se destruirá mi alma.
Esta noche será imborrable y siempre la recordaré como el momento donde mi corazón vomito su verdad sin pedirme permiso. Donde te defraude profundamente y sentí la tristeza más terrible de todas. Todo seguirá igual o no. Estaremos a un millón de kilómetros pero juntos o frente a frente pero con una distancia insoportable. Pero sea como sea, sólo será lo que decidas....
Ahora sí, bebo la última gota del más amargo y fuerte cóctel que jamás conocí y me despido con mi mejor sonrisa esperando que las aguas se aclaren y pueda ver el fondo cristalino nuevamente. Ojala pueda volver a beber café, pero que la taza quede vacía, esperando al próximo visitante, que sin dudas no seré yo...

Salvador Muro

martes, 25 de octubre de 2011

Sol- edad

Descubrí que siempre escribo desde la soledad. Desde muy chico. A pesar de ello no puedo considerar a ninguno de mis escritos vacío de contenido. Siempre tuve algo que decir; mucho o poco, pero algo. Tal vez la intención era traducirme. Decir en un texto aquello que en el diálogo tanto me costó la mayoría de las veces. No es que sea poco expresivo. Es solo que las más veces hay una gran diferencia entre lo que se interpreta y lo que quiero demostrar. Y es en esas ocasiones donde desisto de manifestarme.
Por qué razón la dirección de mis palabras está puesta en que el otro me descubra. Por qué arriesgo mis sentimientos hasta en el más pequeño detalle. Aprendí a “ser” todo lo contrario a lo que mamé en mi cuna. Será que he sentido tan pocas veces que arriesgaran por mi, que empiezo  por ser fiel a mis carencias y termino por dar más de lo necesario. Seguramente podríamos discutir sobre cuánto es necesario. Pero solo me limitaré a decir que en no todo se debe arriesgar. Hay momentos que no requieren más energía que la de respirar. Yo me empecino en querer torcer cada sombra del destino y aunque nada me  demuestra que es posible, siempre me queda algo de espíritu para intentarlo una vez más.  
Le escribo a ese lector con olfato. Al que lee con los ojos del alma. Al que es capaz de vomitar sus tripas por un bello poema. Y poco me importa  si veinte personas piensan que lo que expreso es cursi, malo, poco catedrático. Si solo una logra extraer algo de lo que mis manos codifican para su propio beneficio, ya estará cumplido el más alto objetivo al que puedo aspirar. Es que en cada letra envío miles de abrazos para las almas dolidas, pues solo espero uno de vuelta cada tanto. Ese abrazo puede ser físico o no. Puede  que sea un abrazo del alma. Ese que damos cuando acompañamos desde el silencio al otro, o el que expresamos con pocas y justas palabras.
Todo esto me lleva a pensar en la relación que guardo con la música. Mucho más tiempo de lo que creen, me la paso enchufado a un auricular. Es que siempre encuentro una letra que me conmueve el alma. Que me demuestra que no soy el único que piensa determinadas cosas y hasta me da cierta envidia por aquellos que logran traducir lo que sus almas le dictan. Esas personas que a través del arte logran convertir lo malo que les sucede en algo hermoso, y lo bueno en inmejorable. Realmente es una asignatura pendiente poder componer una letra que me encuentre ella a mí. Que hable de quien soy. Que movilice un solo espíritu.
¡Todo guarda relación! Ahora es cuando mi actividad en la radio también se corresponde con lo antes dicho. Esa magia de hablarle a alguien, pero no saber exactamente a quien. De dirigir nuestra voz hacia el micrófono y esté a quién sabe cuanto lugar. Para laburar en radio hay que tener sensibilidad. Sino es imposible sentirse acompañado. Es necesario tener el corazón abierto para concebir la presencia del otro por más que no lo veamos. Es creer en lo que vemos y lo que no. Es darle a la imaginación el sonido para que invente figuras, colores, situaciones, rostros y cuanta cosa se cruce. Se necesita sensibilidad para olvidarse de los problemas personales y poner lo mejor de uno para sacarle una sonrisa a ese oyente que poco nos conoce, pero que necesita reír para sanar su corazón de alguna herida. Ni hablar para llegar a la emoción. Y todo con la palabra…
Sólo para terminar quiero dejarles algo que escribí hace un tiempo, cuando estaba estudiando,  y que quizás algunos amigos recuerden.  

SOLEDAD DE VERSOS
  
Algunos la buscan, otros la sufren.
Algunos le dedican letras, otros lágrimas.
Algunos la ven pasar, otros llegar.
Algunos saben de donde viene y porque, otros solamente la cargan en sus espaldas.
Algunos la eligen por sus actitudes, a otros solo les toca por decisiones ajenas.
Algunos solo piden un momento de ella, a otros los acompaña de la mano toda una vida.
Algunos -  pocos- la pueden definir pero no sentir, otros tantos las sufren, sienten y no necesitan de definiciones para conocerla.
Para algunos son rachas, para otros algo con lo que convivir.
Para algunos solamente letras formando una palabra, para otros palabra que los deja inconclusos.

Salvador Muro


jueves, 6 de octubre de 2011

Carta del corazón a un amor imposible

Descubrí que la distancia no simplifica las cosas. Una vez te dije que era ella, la que acrecienta el deseo. No apreciar tu figura “en vivo” no significa no tenerte presente. Pues a cada instante te pienso. Tus fotos están, también tu dibujo; y sobre todo tu imagen en mi cabeza. Eso es imborrable.
Con mucho pesar, debo reconocer que no puedo encontrarle la solución a lo que siento. Posiblemente sea el tiempo el que resuelva. No es que no entienda como son las cosas. Porque en un sentido racional, las cosas ya están dichas y no pueden cambiarse. Pero las cuestiones del corazón van por otro lado. Es como si tuviera una vida a parte de la mía y se manejara solo. No podré dejar de pensar en vos, al menos en un futuro próximo. ¡¡¡Tendré que aguantarme!!! Lo que no significa que las cosas no deban cambiar un poco. Intentaré dominar mis ganas de decirte que te quiero a cada instante. Me esforzaré por mantenerte libre de mí; por cerrar mi boca que muchas veces en mi afán de cuidarte, termina por condicionarte…
En estos días he sido el hombre más infeliz de todos y he odiado profundamente al amor. Mi objetivo se centrará en volverme frío. Será la única manera que deje de sufrir por cosas que no se compran, que no se pueden obtener sin la voluntad del otro y que a mi parecer, deberíamos tener todos sin mayores esfuerzos. Ojala pudiese olvidarte, alejarme definitivamente y ser feliz. Pero tenerte frente a mis ojos sólo un segundo me hace feliz. No quiero negarme de eso, aunque después sufra el triple…
Yo se que no soy para vos. Y no digo que vos no sos para mí, porque a cada instante te elijo. Muy a pesar y en contra de mi ideal, pero es así. Obvio que vos no tenes nada que ver con lo que siento. Pero si debo pedirte que me conserves, que me cuides. El tiempo para lo que pudo ser era este. Ya está pasando y el tren se va despacio. Las lágrimas quedaran en el anden, pero es así y no de otra manera.
Ha sido ( y lo es), un verdadero placer sentir todo lo que siento. He llegado muy alto, y he logrado conocer cosas de mi persona que nunca nadie había logrado motivar.
Lamentablemente para los dos, no puedo asegurar que esto no vuelva a pasar. No puedo darte la plena seguridad que deje de quererte. Y si algún día mis sentimientos se te hacen pesados y te fastidian, no deberás más que decirlo, para que yo, con tremendo pesar me aleje de ti.
Me encantaría saber qué se te pasó por la cabeza estos días. Se que la vida sigue. Porque de echo yo, aún con los pedazos que me quedan sigo caminando. Regalando fingidas sonrisas. Pero es así. Nunca me sentí tan cerca de la felicidad y ha su vez, tan cerca del precipicio.
Yo seguiré intentando encontrar a alguien con la que pueda compartir mis días y se merezca todo lo que ofrezco. Y vos por tu parte, seguramente, muy pronto encuentres a esa persona que le ponga luz a tus días. Pero ya no seré yo el que deba decirte que tan bonita sos, que hay en tu alma. Ya no deberás ser vos la que espere para abrazar, ni la que me quite el sueño; ni la que me motive la escritura. Deberé convertir mi sentimiento de amor, es sentimiento de amistad. Y solo así podré ser lo que vos esperas. Pero llegará el día en que te saque definitivamente de mi alma, y ahí si, podré recuperarme y cerrar definitivamente mi pequeño mercado de “cosas para dar”.
Volveremos a hablarnos y a vernos. Aún así tendrás que respetar mis tiempos. No quiero volverme una carga para vos. Y no quiero seguir sufriendo por esto. Que ha sido lo más hermoso de mi vida y a la vez lo que más estrago causó en mí ser…

Salvador M