martes, 6 de noviembre de 2012

El recuerdo de un ausente


Él camina entre letras descuidadas. Los ritmos que aturden a los oídos distraídos. Yo lo conocí cuando se reía. Su rostro era distinto. Él tenía sueños y poseía gran pasión por lo que hacía. Ahora vagabundea en el callejón de los recuerdos…
Se nota que su cabeza está a punto de explotar. Se respira en el aire, el olor a decepción. Guardadas las armas de la pasión, poco queda más que transcurrir una vida. Quien no juega el juego está destinado a no ganar. Ojala hubiera podido salvarlo. Que no se sintiera así.
A nadie le importó lo que sentía. Lo subestimaron a pesar que dio cuenta de su inteligencia. Le negaron verdades. Le resistieron abrazos. Quién se hará cargo de las luces que apagaron en su corazón. Lo modificaron. Hicieron que perdiera el brillo en lo ojos. Nadie le ha devuelto la paz. Su sinceridad pisoteada, espera un alma compasiva que le diga la verdad que noto en los ojos del mentiroso.
Le enseñaron (porque experimentaron con él) que aunque no sea un enemigo fehaciente, si te sientes atacado, destruye. Pero ¡hazlo sin escrúpulos muchacho! Nadie ha pagado los daños que te causaron. Entonces por qué sentir compasión  y sostener la bondad. Preocúpate solo por ti.

Y a pesar de todo eso… No se creyó esas “verdades” y camino hacia el horizonte… Nadie notó su ausencia

Ja! Y todavía se quejan 


Salvador Muro 

lunes, 23 de julio de 2012

¿Sueño o realidad? vos qué pensas


Cuando desperté preparé el mate y me senté con el diario en mano. Pensando en las actividades que me esperarían. Previendo que sería un día más. Una de esas jordanas en las que no pasa nada interesante. Grande fue la sorpresa al leer el titular en el diario: “A partir de hoy quedan prohibidas las manifestaciones de amor”. Creí que era una broma. Me dirigí a la segunda página donde se dibujaba frente a mí una extensa explicación que rezaba lo siguiente:
“Reunidos en comisión las grandes corporaciones, los líderes mundiales, los detractores del alma y los sentimientos y las organizaciones secretas; hemos decidido ponerle fin a los sentimientos y todo tipo de manifestaciones que pongan en peligro nuestros objetivos. Comuníquese a quien corresponda que, a partir de hoy quedan prohibidas las palabras “te amo”, “te quiero”, “te aprecio” y algunas otras que detallaremos en los días posteriores, dado lo prematuro del caso. Que ya no se usaran bancos de plaza para ejercer ningún tipo de expresión afectuosa. Las caricias serán penadas con todo el peso de la justicia. Exprópiese  todas las florerías del mundo y sáquese de circulación a todos los osos de peluche del que se pueda sospechar algún gesto de cariño. Quedan terminantemente prohibidas las canciones de amor y de amistad. Píntese, las paredes de terminales, colegios, y aquellos lugares dónde tiempos atrás muchos jóvenes manifestaron sus sentimientos.”.
Yo no lo podía creer. Las páginas seguían y seguían. No me importaban las explicaciones, no era posible que algo así sucediera. Continué la nota y sostenía: “Entienda que es por el bien de todos. Los sentimientos tienen que ver con los pequeños y humildes detalles y eso no es conveniente para el mercado capitalista. No nos culpe, todos hemos sido cómplices de esta operación ¿No notó que los videojuegos que usted le compra a su hijo son de guerra y no de  amor? ¿Por qué no se quejo? Usted solo quería que el niño se callara y no fue capaz de negárselo. Se lo compro. ¿No fue usted la que despreció, también, al amor? ¿Acaso por quedar bien con su nuevo grupo de amigos, no avergonzó a quien en tiempos anteriores le brindo una sincera amistad? Ahora olvídese de la emoción, de las películas románticas, de las invitaciones a una cena con velas. Fue usted  quien pidió que se dejaran las cursilerías de lado”.
 Sin dudas que yo ayude también a esto. Pero ahora estaba llorando en frente al televisor que repetía la novedad. Ya no podía leer. Tenía ganas de vomitar. Solo me sitúe en un recuadro con letra negrita  que aclaraba “Aquella persona que manifieste, ejerza, hable, escriba, cante acerca de amor, será tratada como una persona que no está en pleno uso de sus facultades mentales y será  derivada  a un centro de salud mental para que reciba atención…” Al terminar el párrafo no era temor lo que me invadía, sino la duda de pensar que muchas veces nuestra sociedad llama “locos” a personas que piensan diferente o no quieren adaptarse al sistema establecido. Y puede, que los locos no sean los que están  encerrados sino los que andan sueltos….
Agitación, transpiración, boca seca… Signos de una pesadilla. Salte de la cama, entre risas al saber que era un sueño y  lagrimas al pensar que podría suceder. Corrí hacia el diario. No era verdad. El titular de tapa era “Detectan evasión con autos de lujo en la provincia”. Saben qué… en ese instante pensé que tenía una nueva oportunidad para que eso nunca suceda. ¿Y vos que pensas? 

 Salvador M .